*En un oscuro paraje lleno de muerte cual paisaje abominable a la vista de los allí presentes, se evidencia un cántico de millares los cuales profesan un dolor incalculable cuyo origen reside en las almas de los dolientes que vivieron una vez en la tierra y que ahora son castigados por sus pecados en la tierra del emperador de las sombras, Hades. Entre tales llamamientos de clemencia y declaraciones de sufrimiento un hermoso y fortificado castillo se levanta firme y ostentoso cercano a la última de las prisiones del inframundo y frente a este, una temible batalla es presenciada a la distancia por el mismo Rey de esas tierras.
Aunque el espacio estaba sumido en tinieblas, una extraña claridad se manifiesta sobre y alrededor de los combatientes que allí se enfrentan y de los cuales se uno mantiene una tranquila postura erguida pero con mirada seria y fija sobre el otro.
Es entonces que su contrario quien le observa con desdén ante la soberbia que la mirada del otro le impone, se decide a lanzarse al ataque cual brioso y fúrico guerrero que busca con desesperación el deceso del que delante de él se encuentra, por lo que una veloz carrera es su respuesta mientras su puño se cierra rápidamente para así abalanzarse con rudeza sobre el tranquilo pero atento oponente, siendo que en la cercanía a este, eleva su brazo y extiende su puño hacia adelante para así buscar su rostro e impactar, más el alerta guerrero quien observa con mucha atención lo ocurrido, simplemente decide flexionar ligeramente sus rodillas al tiempo que uno de sus brazos asciende con velocidad creándose un arco de apertura con dirección paralela al rostro, acompañado del brazo contrario que avanza oblicuamente con su puño cerrado y que al mismo tiempo que su gemela, una se interpone en el brazo del antagonista mientras que el otro, con su puño cerrado impacta fuerte y precisamente en el costado del oponente siendo que este queda inmóvil por la sorpresa y el dolor, más luego se incorpora para entonces retroceder con un corto salto que luego se ve acompañado de un avance mucho más veloz y pero esta vez, comienza a generarse en su mano diestra una aglomeración cósmica en su puño cerrado que se ubica en el costado herido más su otra mano se mantiene a una distancia similar y cuando se encuentra lo suficientemente cerca, el observador decide mantener su postura pero frunciendo su ceño y con ello el avance del oponente termina en un abrupto paso apenas por delante del pie de su opositor con lo que su mano izquierda se dirige frente al rostro del sereno sujeto quien decide flexionar sus piernas así como encorvar su cuerpo alejándose del dorso de de la mano oponente para entonces ocultar el movimiento feroz del brazo derecho que en movimiento oblicuo que cambia desde un ascendente a un descendente, el guerrero de mirada fría y ceño fruncido, sin siquiera parpadear en ese momento, virar su cuerpo en su mismo eje y llevar sus manos hacia el brazo de su oponente para así sujetarlo mientras que aprovecha su fuerza para doblegar su rodilla derecha hacia el suelo siendo que tanto el movimiento de su oponente, junto con su peso, ayuda a proyectarlo por delante de si para llevarlo contra el suelo al mismo tiempo que baja su cabeza y se adelanta con un giro sobre el oponente y quedando de lado y dando la espalda sobre su contrario, dirige un codazo poderoso sobre el pecho de su oponente para así detenerle y debilitarle.
Una ve hecho esto, el guerrero sereno se reincorpora para luego visualizar a su oponente caído.
- Te mataré… - expresa con desprecio el caído mientras que el sereno simplemente observa a su rival que trata de reincorporarse.
Ya sobre sus pies, en inquieto oponente comienza a manifestar un aura violácea y oscura cual desgarradora fuerza llena de odio que toma forma de matices entenebrecidos y que pronto se proyectan en forma de aura cósmica. El guerrero sereno observa con atención mientras empuña su mano con firmeza, adjudicándose sobre este un aural campo electromagnético de matices idénticos al del otro guerrero pero de pronto, de dicha generación portentosa, una chispa cósmica enciende una flama tan negra como la misma oscuridad deformando el aire con su poderosa fuerza calórica a la vez que la tierra comienza a fluidificarse, notándose la altísima temperatura que sus llamaradas alcanzan.
Siendo que el incauto decide atacar, arremolina en su mano, una esfera cósmica que luego es lanzada con gran vehemencia hacia su objetivo, sin embargo el guerrero quien baja su cabeza un poco, eleva su mano siniestra la cual impone por delante de si y tan rápido como el pensamiento, este interpone la palma de su mano encendida en las ennegrecidas flamas ante la esfera de cosmos que pronto es consumida por los fuegos fatuos del guerrero y como si fuere un fantasma, su cuerpo se descompone como si se tratara de una imagen que se desvanece para luego notarse como el sereno impone su diestra delante del oponente siendo que su diestra golpea la articulación del codo de su adversario quebrándolo en un instante y desde abajo hacia arriba, posiciona su siniestra en el costado de su adversario, para luego depositar en el una llamarada negra que con gran velocidad, consume a su oponente dejando solo cenizas de este.
La seriedad del guerrero se ve sobreseído por la sensación de observación de un cosmos inmenso pero familiar para él y dando media vuelta, observa a lo lejos al Dios del inframundo que con una sonrisa baja su cabeza y comienza a dar un paso adelante. De pronto, la deidad se desvanece en su andar y luego hace acto de presencia delante del ganador de la batalla que se inclina delante de su presencia mientras rinde pleitesía.
- Mi señor Hades, estoy a su servicio – son las palabras del joven ganador de la batalla, el cual su mirada llena de pasión pero profundamente salvaje, se eleva hasta el rostro de la deidad, buscando la aprobación del que le entrenare por esos largos años.
- Me has demostrado tu valía, Pride, posees el poder y la capacidad de otorgarme honor y victoria sobre mis enemigos. Seme fiel y pelea a mi lado – musita la deidad del inframundo.
- Soy suyo, mi señor – expresa complaciente y tranquilo.
- Entonces, mi querido Pride, yo te honraré con tu insigne nombre y poder como el espectro de Bennu, la bestia alada de las flamas asesinas – y tan pronto como estas palabras son declaradas, un rápido movimiento de la muñeca de Hades revela la poderosa armadura de dicha bestia alada la cual destila poder y ferocidad así como un brillo y forma amenazantes.
Pronto dicha armadura se separa y luego se ciñe al cuerpo del ungido, vistiendo entonces con orgullo, la pura intención del Hades... La victoria sobre todo ser.
- Seré tu servidor y destruiré a todo aquel que se cruce en mi camino. Mis victorias serán tuyas y las mismas traerán muestras de su superioridad con un trofeo por víctima – y con esta elocuente premisa, el guerrero de Bennu nace y enciende su cosmos atrayendo la muerte sobre todo enemigo.